Desde que llegamos al mundo, cada uno de nosotros comienza a recorrer un camino que viene cargado de historia, símbolos y compromisos. Nos envuelven gestos que heredamos y que resignificamos generación tras generación: el brit milá o la brita, el Bar y Bat Mitzvá, el paso bajo la jupá. En cada uno de estos momentos personales, nos unimos a una cadena milenaria que nos antecede y nos proyecta hacia el futuro.
Pero hay algo aún más profundo: el compromiso colectivo. Ese que no depende de una etapa individual, sino de la unión de todo un pueblo. No siempre es fácil encontrarlo. Por eso, lo que vivimos recientemente como comunidad fue tan especial.
Compartimos un momento único.
Tuvimos la hermosa posibilidad de estar juntos, entrelazando nuestras historias bajo una misma jupá simbólica. Allí nos encontramos todas las generaciones: bebés recién llegados al mundo, bnot y bnei mitzvá, parejas que comienzan una vida juntos, abuelos y abuelas que transmiten sabiduría, jóvenes de nuestros espacios comunitarios, y familias que sostienen el día a día de nuestra Kehilá.
Todos fuimos parte de un mismo instante, unificados en el recuerdo de aquel momento fundante en el que, como pueblo, nos paramos frente al monte Sinaí y recibimos la Torá. Todos juntos, como entonces, renovamos ese pacto sagrado que nos invita a seguir caminando juntos: lehamshij — continuar.
Desde abril de 2023, ese mismo espíritu nos guía.
Emprendimos como comunidad un camino colectivo cargado de significado: la escritura de un nuevo Sefer Torá. Durante más de un año, fuimos parte de algo extraordinario. En cada una de las 16 visitas del Sofer, más de 800 personas y más de 16 instituciones de nuestra comunidad se sumaron a esta experiencia única. Cada letra escrita, cada nombre mencionado, cada mano que se posó sobre el pergamino fue una expresión de continuidad, memoria y compromiso.
Escribimos, sí. Pero no sólo sobre el pergamino: escribimos en nuestra historia común.
Y al hacerlo, reafirmamos quiénes somos y hacia dónde queremos ir.
Hoy podemos decir con orgullo que seguimos escribiendo juntos esta historia.
Una historia tejida con amor, con identidad, con respeto por nuestras raíces y con la convicción profunda de que la Torá no es sólo un legado del pasado, sino un proyecto vivo para el futuro.