Huellas | Raquel y Lily, el valor en una dupla imborrable
En el marco de los 120 años de vida de la Asociación Israelita de Beneficencia, "Huellas" es una propuesta que recupera, explora y pone en valor el aporte de personas que dejan una marca importante, distintiva, en la historia de Kehilá Rosario.
En esta oportunidad, se destacan las huellas que dejan desde hace años el trabajo y el compromiso de Lily y Raquel, cuya iniciativa de voluntariado con alma, Neshamá, surge como una de las formas de Tzedaká del área de Acción Social de la Kehilá.
Lily Loterstein, presente en la AIB durante 67 años, es decir, desde su nacimiento, comparte sus experiencias. "Desde 1978, mi trabajo se desarrolló en la administración de la Escuela Bialik y luego en la administración de la Kehilá en su totalidad".
Más tarde, encontró un nuevo camino como secretaria de Culto bajo la guía del Rabino Daniel Dolinsky, y continuando con el Rabino Pablo Iugt, con quien trabajó hasta el 2018, un testimonio de compromiso que atraviesa generaciones.
Raquel Jazin, otra persona que trabaja con dedicación y entrega, comenzó su relación con la AIB a los 4 años, en la Escuela. "A lo largo de los años, mi vida estuvo entrelazada con la Kehilá, y mi vínculo con compañeras y compañeros sigue siendo fuerte a pesar del tiempo y de la distancia".
En los 2000, Raquel se unió al esfuerzo colectivo para brindar ayuda a quienes más lo necesitaban. "Desde la creación de bolsones con productos no perecederos hasta campañas de recolección de medicamentos, con un equipo del que formaban parte los padres de Lily, liderados por Bety Finkel, fuimos el puente entre la comunidad y quienes requerían apoyo", cuenta emocionada Raquel.
Con el tiempo, pasó a ser la secretaria del Jardín Bialik, recordada hasta el día de hoy por su pasión, complicidad y vínculo con familias, y alumnas y alumnos.
Después de jubilarse en 2018, ambas regresaron a la Kehilá, bajo la premisa compartida de que no se trata de "¿por qué volver?" sino de un "¿por qué no volver?". Para Lily y Raquel, el llamado a la acción es claro: "hay muchas personas que necesitan apoyo, y tenemos el tiempo y el corazón para brindarlo", afirman con la convicción que las caracteriza.
Su labor no solo implica ayudar, sino unir a personas en situaciones diversas. Su trabajo es el valor de acompañar a quienes lo necesitan.
Así, agilizan el acceso de donaciones que son ofrecidas de modo espontáneo, potencian las donaciones recibidas en las campañas solidarias, y convocan a actores comunitarios que puedan responder al pedido de recursos específicos y nuevas demandas.
"Ser voluntaria y voluntario no es solo una acción, es una transformación. Es sembrar semillas de justicia y compromiso, un recordatorio constante de que cada pequeño acto de bondad puede iluminar vidas y comunidades", describe el proyecto que da vida a Neshamá.
Lily y Raquel hacen comunidad. Tejen una red de apoyo que fortalece y abriga desde hace años a Kehilá Rosario y a la sociedad. Estas son las verdaderas huellas que marcan una continuidad colectiva, compartida y guiada por los sentimientos de cuidado y respeto más nobles.